miércoles, 16 de enero de 2019

Elijamos-nos



Cada día, y día tras día, elegimos, por el simple hecho de estar vivos, si estar aquí o estar allí. 

Elegimos cada mañana dejar sonar el despertador cinco minutos más o levantarnos de un bote – aunque de esto último no soy plenamente consciente de mi elección.

Elegimos ducharnos – por el lujo de poder – bien temprano o ya al final del día, bien en silencio o con el reproductor de música encendido. 

Elegimos alimentarnos con comida local y saludable – depende de dónde estemos esto puede ser un poco trampa… -  o  simplemente comida, cualquieraquesea, por el mero hecho de algo que llevarse a la boca. 

Elegimos vestir ropa de algodón y cómoda, o ropa de esas que te dejan marcas en la piel. Y no hablemos de sujetadores de catálogos de revistas de (no) moda. Eso no. Eso lo eligen por nosotras hasta que decimos basta.

Elegimos, no sé, ir a cafeterías de moda, con café de especialidad de Etiopía, Vietnam o Colombia o a cafeterías con sillas de plástico desgastado por el sol – Inserte sol para este último supuesto.  

Elegimos trabajar para grandes multinacionales y regresar a casa en bici para calmar nuestra frustración o trabajar con un fin más social, ambiental o personal. 

Elegimos ser madres/padres con derecho a toda una vida llena de quejas y felicitaciones o, en el mejor de los casos, elegimos cuidar a nuestra mascota como el mayor logro de nuestra vida.

Elegimos no abrir un libro en meses o leer todo lo que caiga en nuestras manos. En tal caso, elegimos aventuras, biografías, poesía, viajes. Elegimos perdernos con los personajes, desmontarlos o ser íntimos amigos de ellos.

Elegimos transporte público o gritar y tocar el claxon al volante – si puedes – e inmediatamente subir el volumen de la radio y hacer como si nada mientras miras por el retrovisor.

Elegimos qué deporte – si es que sí – practicar según la estación del año. Yo nunca elijo esquiar, por si acaso me vuelvo a dejar la nariz en la nieve. Que solo tenemos una. 

Elegimos sonreír con la mirada, pedir perdón, dar las gracias, pararte a ayudar a los más necesitados o fingir tener tanta prisa como si mañana ya no existiéramos y no hubiera tiempo para calmar y agradecer a los demás. 

Elegimos ver belleza en acciones cotidianas y lugares sencillos como tu propia casa o el mercado callejero de tu barrio o esperar a que la belleza aparezca de la nada.

Elegimos tener vacaciones – y en tal caso, pasarlas cuidando a nuestros familiares o cruzarte el globo terráqueo en vuelos de mala muerte para ver los tejados de Nueva York como en aquellas películas extremadamente caras.

Elegimos TANTO a diario, que no deberíamos ser fruto de una simple casualidad. No nos conocimos por casualidad. Nos conocimos porque así lo elegimos. De una manera u otra.

Y, por supuesto, yo elegí escribir todo esto desde esa cafetería de moda de la ciudad y tú elegiste leerlo.

¿Casualidad?

Piensa lo que quieras. Pero no te creas nada de que lo que te acabo de contar. Cuestióna(te)lo todo.

Y gracias por leerme.

@globitto - Pilar Rodríguez

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