“El mundo está ahí fuera”, sí, lo
he escuchado y lo he pronunciado varias veces. Y en cierto modo aún lo creo.
El mundo de fuera es diferente,
pero mundo. Es grande, lejano y silencioso. Puede parecer incómodo, solitario y
desagradecido. Unos días te tiñe el cielo de blanco celestial y otros te empapa
sin pedírselo. Te sonríe cuando tú le sonríes, te llora cuando estás triste. Te
separa de tu yo interior y a la misma vez te descubre pedacitos de ti.
¿Y sabes? A veces grita, te
grita. Pero no escuchas, no estás en ese mundo. Estás en otro mundo, grande,
lejano y silencioso. En otro mundo paralelo que también vive. Sin ti, claro. Y
te echa de menos, te piensa, te siente. Quizá no tanto como tú a él, pero lo
hace. O al menos eso quieres pensar cuando imaginas olores y sabores que
pertenecen a ese otro mundo en el que no estás.
Pero, al igual que pasa a veces
entre playa o montaña, es imposible elegir uno entre los dos. Son los dos. Son los
mundos, que te dan y te quitan, pero de los que solo quieres mantener lo
bonito. Y lo bonito del mundo de ahora, es eso, que es ahora. Que está debajo
de mis pies… tan cerca y a la vez tan lejos…
Sabes que? que me encantas, mas cerca que lejos, solitaria, feliz, inconformista, luchadora y con tanto gusto musical. Compañera de aventuras. Sigue aprendiendo, ganando, sumando, y regalando buenos momentos. Ahora ha tocado allí y ya llegarán los de aqui. Un besazo grandote cari!
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