domingo, 2 de noviembre de 2014

Ojalá no pensar



Ojalá canciones viejas sonando de nuevo. O libros en papel, todos. Gordos, amarillos, pesados. De los que huelen a viejo. Ojalá tinajas y ascuas en chimeneas de casas de campo. Y braseros, sillas de madera y mimbre, rebecas de lana, palos como bastones, o troncos para sentarse. Ojalá inviernos fríos y veranos cálidos, castañas sin gusanos, moribundos en extinción, luna llena sin nubes. Ojalá cazar conejos o cosechar garbanzos. Ojalá bicis en lugar de coches. 

Ojalá no tener reloj, ni prisas. No saber qué día es, ni cual será. Solo jugar a vivir. Ojalá monedas de 500 pesetas, las más grandes. O nubes de azúcar, pipas sin sal y bancos de hierro. Árboles que hablan, escaleras que tiemblan y calles que callan. Ojalá tú, enseñando, yo, aprendiendo. Ojalá yo de nuevo.

Ojalá todo reversible. Lluvia hacia arriba, mar dulce, sol que no abrase, montañas como cuencas mineras, saltamontes en el agua, piedras blandas, telarañas indestructibles. Ojalá todo matemáticamente opuesto. Ojalá todo de cero y aprender de nuevo. Ojalá no pensar. Ojalá yo de nuevo.

jueves, 27 de marzo de 2014

El mejor lugar del mundo



El mejor lugar del mundo no es Paris, el Empire State o las ruinas mayas. No es la montaña más alta, ni el Cañón del Colorado ni el mar más azul. No es el despertar en Bali con champagne bien espumoso ni el atardecer en el Mar Muerto. El mejor lugar del mundo no entiende de lugares.

El mejor lugar del mundo es aquel donde sonríes, desde dentro, fuerte. Donde cuando ríes, lloras. Donde los ojos brillan, hablan y transmiten. Donde te dan la mano, te guían, te llevan y te traen. Donde no estás solo, sino contigo. Es ese lugar donde no importa si es mañana o noche, si llueve o brilla el sol, si llevas bufanda o falda. 

En el mejor lugar del mundo hay café y limón. Huele a casas conocidas, se te eriza la piel y viajas sin viajar. Cocinas, escribes, lees, tejes, sueñas, bailas o paseas. Compartes y creces. 

Es allí donde tú eres tú, donde lo que haces en ese preciso instante es lo que más te apetece del mundo, donde nadie te pregunta si realmente eres feliz. Donde lo simple y sencillo gana a todo lo demás.

El mejor lugar del mundo eres tú. Tú, con lo vivido y lo que quede por vivir. Tú, feliz.

viernes, 7 de marzo de 2014

Orígenes



“El mundo está ahí fuera”, sí, lo he escuchado y lo he pronunciado varias veces. Y en cierto modo aún lo creo. 

El mundo de fuera es diferente, pero mundo. Es grande, lejano y silencioso. Puede parecer incómodo, solitario y desagradecido. Unos días te tiñe el cielo de blanco celestial y otros te empapa sin pedírselo. Te sonríe cuando tú le sonríes, te llora cuando estás triste. Te separa de tu yo interior y a la misma vez te descubre pedacitos de ti. 

¿Y sabes? A veces grita, te grita. Pero no escuchas, no estás en ese mundo. Estás en otro mundo, grande, lejano y silencioso. En otro mundo paralelo que también vive. Sin ti, claro. Y te echa de menos, te piensa, te siente. Quizá no tanto como tú a él, pero lo hace. O al menos eso quieres pensar cuando imaginas olores y sabores que pertenecen a ese otro mundo en el que no estás.

Pero, al igual que pasa a veces entre playa o montaña, es imposible elegir uno entre los dos. Son los dos. Son los mundos, que te dan y te quitan, pero de los que solo quieres mantener lo bonito. Y lo bonito del mundo de ahora, es eso, que es ahora. Que está debajo de mis pies… tan cerca y a la vez tan lejos…