jueves, 11 de julio de 2013

Se necesitan. Se necesitan locos.



Estoy absolutamente convencida: no hay progreso sin locos. De esos que escriben su destino y apuestan todo a vivir. De esos que creen en sí mismo y caminan hacia su objetivo. De esos que anteponen felicidad a éxito. De esos que, a su modo, transforman y sueñan.


Locos que, primero, saltan y luego… ya se verá. De esos que confían, a ciegas, sin condición, a contracorriente. Locos apasionados, como los de antaño, de los que no quedan. Decididos, sobre todo decididos; sin temor a errar. Con voluntad para pronunciar un No, cuando sea no. Locos que apuestan y deciden. 


Locos capaces de ilusionarse e ilusionarte. De los que ríen cuando sienten nervios o de los que lloran cuando son cómplices. De los que se superan a ellos mismos, no a los demás. Locos atrevidos, conscientes, inconformistas y audaces. 


Locos con falda o pantalón, no importa. Locos libres o locos prisioneros de nuestra libertad. De los que escuchan o de los que prefieren no hacerlo. Solitarios o acompañados, pero pacíficos y calmados en su interior. Locos generosos, serenos y transparentes. Locos felices.


Locos de los que bailan hasta reventar, que abrazan, susurran y callan. De los que gritan de miedo y al instante se desinflan, de los que leen, pero también de los que dejan de hacerlo, de los que pedalean cada mañana para ir a clase, de los que te ceden el paso y de los que te miran bien porque sí. Locos que dejan huellan, a quien quiera que sea. 

http://www.youtube.com/watch?v=LGh0Uuo895c



Se necesitan locos. De esos que viven a su forma, sin preguntarse si está bien o está mal. De esos que rompen las reglas. Locos auténticos. Auténticos locos.


Se necesitan. Se necesitan locos que se definan como lo que son.


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