domingo, 2 de octubre de 2016

Ve

Ve,
Ve allí donde no haya dolor
más que el inevitable

Donde las flores brillen todos los días del año
Donde cada paso que des te acerque a ti

Ve donde sueñes,
despierto
Donde encuentres tu olor favorito
O donde los niños aún sangren como antaño

Ve, donde seas más, no menos
Donde los mañanas traigan esperanza
Y los ayer ya estén curados

Ve allá donde no sientas frío
Aunque haga

Y luego 
vuelve

lunes, 13 de junio de 2016

Qué tonta...

Me miro y me ves
me veo y te veo
te miras y te veo
te ves y me veo.
Pero a veces no.

A veces no miras
porque no crees,
pero te miran
cuando ni siquiera tú,
y entonces sí.

Entonces crees.

Qué tonta...

domingo, 17 de abril de 2016

El día de mañana

Cuando recuerde el sol achicharrándome la cara, o acariciándomela,
el olor a hierbabuena silvestre y azahar
o la gasolina gastada en cada kilómetro
que no me llevaba a mí

Cuando en el espejo sólo vea cicatrices
de lo que un día fue, fui
y sonría al saberme feliz (o no)

Cuando valga más por los libros releídos
que por los que queden por leer
o cuando el horizonte esté
donde yo quiera que mire

Cuando el camino se torne menos inhóspito
y mi mochila grite que no pare
que todo cuenta
y todo suma

Cuando no pesen mis miedos, ni mis fracasos,
y pueda responder sí a tantos noes que un día fueron,
cuando sólo haya primavera
y el viento sople en mi dirección

Cuando el destino no sea preocupación
y el mar me devuelva su olor
cada vez que lo necesite

Entonces diré que el mañana que soñé es hoy,
y todo fue por el ayer.

jueves, 24 de marzo de 2016

Lo que nunca sabré de la vida

No reír en el peor momento posible
No bailar si suenan timbales
No derramar café en tazas ajenas
O soplar velas
[Nunca sabré soplar velas]
Ni hacer muñecos de nieve redonditos

Tampoco aprendí a hacer maletas, sin despedirme
Ni a deshacerlas, sin suspirar
Nunca supe cómo mirar a quién no mira,
por estar demasiado ocupado,
ni a quien rechaza tus Gracias
cuando es todo lo que tienes

No sé sanar con las palabras adecuadas,
ni marchar por la puerta de adelante
sin ausentarme

No leer a Coelho sin sentir
que nunca sabré casi nada,
apenas un poco
de nada.


domingo, 28 de febrero de 2016

Tiene algo que qué sé yo

Tiene algo, que qué sé yo, que yo no sé. Algo meláncolico y subjetivo.
Me tuvo a mí y a ellos también. Y ahora os tiene a vosotros.
Tiene cosquilleo, hormigueo en el corazón, tiene olor a leña y a magdalenas azucaradas.
Tuvo risas, caídas, llantos y correteos. Seat 600 y muchos carros.
Ojas secas en otoño, madrugones en Navidad, campos siempre verdes y secos y gatos en los tejados.

Y ahora tiene recuerdos enfrascados que no pretendo olvidar. Recuerdos desde la distancia.

Tiene algo el lugar donde nacemos que no tiene ningún otro. Da igual lo lejos o cerca que estés.
Feliz día.

miércoles, 13 de enero de 2016

Ojos imposibles de callar

Aquel, el primer día que te vi, lo supe. Te tocabas el pelo para ocupar tus manos mientras pronunciabas el discurso que traías aprendido de la noche anterior, y sonreías. Sonreías tímidamente, sencillamente por despreocupación, costumbre o complicidad. Pero tus ojos no lo hacían. 

Aquel día supe que, a pesar de tu sonrisa, llorabas por dentro. En silencio, acumulando lágrimas que ahogaban palabras impronunciadas. Lágrimas que te calmaban y te escocían a vez. Lágrimas repetidas.

Y sin que tú lo supieras, me conocí. Me (re)conocí a mí mismo, llorando en cada rincón, sonriendo a cada desconocido. Quemado, agotado, abandonado. Sobre todo abandonado. Y en ello andaba cuando tu voz preguntó cuál había sido el motivo de anoche.

Y comprendí, comprendimos, que todos somos iguales hasta que conocemos a alguien que nos hace únicos. Y comprendí, que hay sonrisas que mienten, pero ojos imposibles de callar.